La solidaridad y el reconocimiento de la lucha por las libertades de las mujeres de los presos del franquismo centraron la entrega del premio Abogados de Atocha, en un acto al que asistieron familiares, amigos y compañeros de los presos.
El premio consiste en una reproducción en bronce del cuadro "El abrazo" de Juan Genovés, símbolo de la transición española.Se pretende rendir un homenaje a "unas mujeres que por justicia se merecen un reconocimiento". "Ellas no sólo lucharon junto a los presos, pidieron justicia y reclamaron libertad, sino que además tuvieron que trabajar duramente para sacar adelante a sus familias".
Carmen Conil y Natalia Gabalón, que han recogido el galardón en nombre del resto, han recordado emocionadas "a todas las que ya no están y que han sido un ejemplo por todo lo que es justo y por el partido".
Para Gabalón, viuda de uno de los presos políticos y también superviviente de la matanza de Atocha en la que murieron ametrallados cuatro abogados laboralistas y un sindicalista, mujeres como ella tienen el deber de sentirse importantes, porque luchaban por mantener el ánimo de los presos y "pasarles" objetos de primera necesidad con grandes esfuerzos.
Emocionada, Gabalón recordó el caso de la esposa de un preso, que vivía en casa de su cuñado y éste no le permitía meter allí la ropa por su olor a zotal, característico de la cárcel, para que los vecinos no pensaran que tenía un familiar preso.
Según Llamazares, el acto supone "un homenaje tardío pero muy merecido no sólo a los presos sino a unas mujeres que tuvieron gran importancia en la lucha a favor de la democracia y que han sido siempre las grandes olvidadas".