El último dato sobre empleo viene a reforzar la magnitud con la que esta crisis está sacudiendo nuestro país, así como la debilidad y la escasa competitividad de nuestros productos y servicios, la falta de inversiones y proyectos de futuro y lo injusto que ha sido en términos redistributivos la pasada época de crecimiento.
El fuerte aumento del desempleo el mes pasado sigue la senda iniciada hace 6 meses y por tanto solo puede calificarse como de muy mala noticia para la economía española y en especial para las 95.367 personas que han pasado a ingresar las filas del paro. Este aumento, además de ser el mayor obtenido en un mes de septiembre de los últimos 11 años ha roto la tendencia negativa que mostraba este indicador desde 2005, lanzando el volumen de parados hasta alcanzar las 2.625.368 personas, de los cuales 608.005 se ha producido a lo largo del último año, afectando a todos los sectores productivos y a los trabajadores más jóvenes.
El fuerte aumento del desempleo el mes pasado sigue la senda iniciada hace 6 meses y por tanto solo puede calificarse como de muy mala noticia para la economía española y en especial para las 95.367 personas que han pasado a ingresar las filas del paro. Este aumento, además de ser el mayor obtenido en un mes de septiembre de los últimos 11 años ha roto la tendencia negativa que mostraba este indicador desde 2005, lanzando el volumen de parados hasta alcanzar las 2.625.368 personas, de los cuales 608.005 se ha producido a lo largo del último año, afectando a todos los sectores productivos y a los trabajadores más jóvenes.
Así mismo y en cuanto a la evolución de los contratos, aunque respecto de agosto se ha notado una cierta mejoría, en términos interanuales el volumen de contratos ha disminuido siendo los de carácter indefinido a jornada completa los que sufren un mayor retroceso.
Los datos de desempleo de septiembre, muestran la total ausencia de políticas de empleo, especialmente de diversificación sectorial, a la que el Gobierno debería haber prestado una especial atención a lo largo de la etapa de crecimiento. Además, a día de hoy, se sigue sin realizar propuestas concretas para ofrecer alternativas reales de empleo a los ciudadanos, que ven como además de haber pagado en términos de salarios bajos y empleo precario la pasada etapa de crecimiento, -en beneficio de las rentas del capital y del excedente empresarial-, ahora van a pagar en términos de desempleo y peores condiciones de trabajo la crisis originada por la ausencia de políticas justas, la avaricia y la insaciabilidad de los defensores a ultranza del libre mercado. Individuos que en la actualidad están pidiendo a gritos intervenciones Estatales para rescatar sus negocios, evidenciando que por encima de las ideologías se encuentran los beneficios. Vivir para ver.
La grave crisis económica que estamos sufriendo, en ningún caso debe justificar ajustes presupuestarios por parte del Gobierno, ni medidas sociales laborales y sociales regresivas, por más que se produzcan recortes de ingresos en las cuentas públicas a causa de la misma.
Ante esta situación, se ha de apostar por: la adopción de medidas para relanzar la economía, la mejora en las prestaciones por desempleo y su grado de cobertura se modernicen los Servicios Públicos de empleo con el fin de conseguir itinerarios personalizados para cada uno de los desempleados existentes se impulsen planes de empleo en cooperación con Comunidades Autónomas y Ayuntamientos se cumplan los acuerdos en materia de transferencias con la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y que aumente el impulso financiero necesario y las presiones políticas precisas para que la Ley de Dependencia sea una realidad para todos los ciudadanos que precisen de su aplicación, todo ello con el fin de que no sean las políticas de gasto social y los trabajadores los que paguen una vez más los costes de esta crisis.